La Defensoría del Pueblo de Panamá lamentó el fallecimiento de una niña menor de 8 años tras el naufragio de una embarcación en aguas de la comarca indígena de Guna Yala, el 21 de febrero. El comunicado se emitió el 24 de febrero y fue respaldado por el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), que confirmó el rescate de 20 personas.
La embarcación, conocida como ABDOM, trasladaba a 21 ocupantes: 19 migrantes de Colombia y Venezuela y dos tripulantes panameños. A pesar de las condiciones adversas del mar, la embarcación continuó su travesía después de que dos embarcaciones hermanas decidieran regresar por el mal tiempo.
La Institución Nacional de Derechos Humanos destacó los riesgos asociados a la ruta marítima, recordando otros naufragios previos que también han cobrado vidas. Hizo un llamado a las autoridades para que inicien investigaciones sobre el suceso y expresó su solidaridad con las familias de las víctimas.
En las últimas semanas, ha habido un incremento en la migración hacia Panamá desde Costa Rica, donde el país ha aceptado ser un «puente» para la repatriación de migrantes irregulares, recibiendo casi 300 personas enviadas por Estados Unidos. Este movimiento forma parte de un fenómeno de «migración inversa», donde aquellos que no logran ingresar a EE. UU. deciden regresar a sus países de origen.
La situación para los migrantes venezolanos es compleja debido a las relaciones diplomáticas tensas entre Panamá y Venezuela, lo que ha dificultado la creación de acuerdos humanitarios para facilitar la migración inversa. Hasta ahora, Honduras y México son los únicos países latinoamericanos que han establecido puentes migratorios para los venezolanos.
El incidente del naufragio subraya la peligrosidad de las rutas migratorias y las condiciones que enfrentan los migrantes en su intento de llegar a otros países. Las autoridades continúan recopilando información sobre el suceso para elaborar los informes correspondientes.
DCN/Agencias