El papa Francisco experimentó este viernes una «crisis» respiratoria «aislada», según informó el Vaticano. Esto ocurre a 15 días de su hospitalización en el hospital Gemelli de Roma, donde fue ingresado por una doble neumonía.
En un comunicado, la Santa Sede detalló que, a primera hora de la tarde, el Santo Padre presentó un episodio de broncoespasmo, que llevó a vómitos y un deterioro en su cuadro respiratorio. Francisco, de 88 años y de origen argentino, recibió atención inmediata, incluyendo ventilación mecánica no invasiva, mostrando buena respuesta en el intercambio de gases.
Se indicó que los médicos necesitan entre 24 y 48 horas para evaluar la situación. A pesar de esta crisis, el papa se mantiene «alerta y orientado» y tiene un buen estado de ánimo, según señaló una fuente del Vaticano. Este informe contrasta con la tendencia de los días anteriores, donde se mencionaba mejoría.
El papa ingresó al Gemelli el 14 de febrero tras sufrir bronquitis, que avanzó hacia una doble neumonía. Previamente, el pasado fin de semana, había experimentado un ataque de asma que requirió transfusión de sangre. La Santa Sede advirtió que el «pronóstico sigue siendo reservado».
La hospitalización del papa, su cuarta y más prolongada desde 2021, ha generado inquietud debido a sus problemas de salud anteriores, incluida cirugía en el colon y dificultades para caminar. Esto ha despertado preguntas sobre su capacidad para continuar en el cargo, dado que el derecho canónico no establece procedimientos para casos de afectación grave a su lucidez.
Desde su ingreso, el papa ha recibido numerosos mensajes de apoyo, incluyendo oraciones durante un evento en Washington por parte del vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance. La imagen del Santo Padre fue proyectada en el Cristo Redentor de Río de Janeiro con el mensaje «¡Fuerza, Santo Padre!».
A pesar de retomar su trabajo desde el hospital el lunes, aún no ha realizado apariciones públicas. Se ha cancelado su audiencia programada para el sábado y no asistirá a la misa del Miércoles de Ceniza el 5 de marzo, dirigida por el cardenal Angelo de Donatis. La expectativa es que su hospitalización podría extenderse y el Vaticano se está preparando para gestionar su posible ausencia prolongada, en un año especial para los católicos.
DCN/Agencias