El expresidente brasileño Jair Bolsonaro se pronunció este domingo durante una manifestación en São Paulo, donde afirmó que está siendo perseguido, similar a lo que ocurrió con Donald Trump en EE. UU. y Marine Le Pen en Francia. La protesta buscaba amnistía para quienes fueron condenados por la intentona golpista del 8 de enero de 2023, cuando militantes bolsonaristas invadieron las sedes de los tres Poderes.
La marcha, la primera convocada tras ser enjuiciado por la Corte Suprema, mostró un respaldo significativo para Bolsonaro, quien se declaró inocente y consideró que es víctima de un «activismo judicial» que busca inhabilitar a la derecha. En su discurso, mencionó a Le Pen y Trump como ejemplos de persecución política.
Bolsonaro, que tiene prohibido participar en elecciones durante ocho años, expresó que la realización de las elecciones presidenciales de 2026 sin su participación sería una negación de la democracia. A la manifestación asistieron su esposa Michelle, varios de sus hijos y líderes políticos.
Los seguidores, muchos con camisetas verdes y amarillas, comenzaron a congregarse en la Avenida Paulista antes del mediodía. Durante el evento, se vieron banderas de EE. UU. e Israel, pancartas exigiendo «¡Amnistía ya!» y críticas a la Corte Suprema. Un caso particular mencionado fue el de Débora Rodrigues, quien enfrenta una posible condena de 14 años por escribir con pintalabios en una estatua de la Justicia.
La manifestación fue acompañada por la presencia de un modelo inflable gigante de un pintalabios, símbolo del evento, y avisos sobre el «peligro» de su uso. Según estimaciones de la Universidad de São Paulo, alrededor de 45.000 personas asistieron, más del doble que en protestas anteriores en Río de Janeiro.
La reunión buscaba presionar al Congreso para que incluyera con urgencia un proyecto de ley de amnistía, que beneficiaría a cerca de 500 condenados por la intentona, incluyendo a Bolsonaro. El expresidente está siendo juzgado junto a varios aliados por delitos relacionados con la supuesta conspiración y los ataques de enero. Según un sondeo de la empresa Quaest, el 56 % de los brasileños se opone a la amnistía para los condenados, mientras que un 34 % la apoya.
DCN/Agencias