Activistas protestan frente a la Casa de los Sueños de Barbie
Una activista del grupo Femen, se presentó en el lugar mostrando su torso al descubierto, en el que se escribió con tinta negra Life in plastic is not fantastic (la vida plástica no es fantástica), además presentó una cruz y quemaron una muñeca.
La casa tiene un total de dos mil 500 metros cuadrados, cuenta con cocina, comedor, habitaciones, baño, además de un área de entretenimiento destinada a la belleza. Lo que para Lory Pantel, vicepresidente de marketin de Mattel, «una nueva forma de interactuar con la marca Barbie», que ofrece «una experiencia memorable».
La casa de Barbie estará abierta hasta el 25 de agosto en Berlín, luego comenzará una gira por otras ciudades de Alemania.
Atemorizantes
Lo único malo de la visita a la casa de la famosa muñeca, fueron las protestas que se originaron ante la apertura de este parque temático.
Los padres de Irina, una niña de siete años, contaron su experiencia. La pequeña llevaba dos meses esperando por el gran día en el que por fin la casa de Barbie abriría sus puertas, recibió la entrada como un premio por una buena nota en el colegio, por una materia en particular que le costó mucho esfuerzo, caligrafía.
La emoción los hizo presentarse en el lugar una hora antes de que abrieran las puertas, por lo que Irina tuvo tiempo suficiente de ver como mujeres protestaban con gritos e insultos en contra de la muñeca.
«¡Muerte a Barbie! ¡Acaben con Barbie!», gritaba una mujer a todo pulmón. La niña no entendía todo aquello, y antes de darse cuenta ya estaba llorando. Su madre trató de contestar todas las preguntas que la niña le hizo, por lo que enfadada se quejó de las acciones de los manifestantes.
Muerte a Barbie
Asociaciones feministas, opacos grupos de izquierda y particulares indignados sin afiliación alguna continúan agitando sus pancartas contra el pernicioso ejemplo que Barbie supone en la formación de los niños.
«¿Qué podemos esperar de las niñas a las que proponemos este modelo a través de un juguete? Pues que sean anoréxicas, que aspiren a poco más que a ir de compras y que entiendan que la felicidad consiste en una casa lujosa y de plástico», defiende Diana Zinkler, que después de exponer sus argumentos reconoce que sí, que ella de pequeña también jugó con Barbie, a pesar de que salta a la vista que la muñeca no tuvo un efecto directo sobre la formación de sus modelos estéticos ni vitales.
Ante los grupos que protestan se erige la casa rosada. Está diseñada en rosa, desde las paredes hasta las comidas. Lo que se hace insoportable para los detractores del juguete, quienes se dieron a la tarea de crear una página en Facebook denominada Occupy Barbie Dreamhouse (Invadamos la Casa de los Sueños de Barbie), y cuyo lema es: ¡No soporto el rosa!, para contrarrestar el efecto Barbie, los fans de la página proponen un modelo de niña que juega con arcos y flechas.
Adicionalmente en la página hay información sobre la fabricación del juguete, el cual es fabricado en China, por obreros que cobran 11 céntimos por hora, y sus jornadas se extiendes por 16 horas al día. Mientras que la empaquetación no se salva de los conservacionistas, que reclaman que para las cajas han talado los bosques de Sumatra, donde vivían los últimos 400 tigres oriundos de ese país.
En defensa de la muñeca, la portavoz del grupo juguetero estadounidense Mattel, Stephanie Wegener, ha explicado que «Barbie representan roles diferentes». «Lleva 54 años en el mercado, 54 años de más conquistas sociales de las mujeres que en los siglos anteriores».
«Además, hay Barbie piloto, Barbie candidata presidencial… Barbie ha adoptados roles pioneros al convertirse en compañera de juegos de millones de niñas. No es Barbie la que sirve de modelo a las niñas, sino que son las niñas y mujeres las que sirven de modelo para Barbie», devuelve Wegener el argumento, sin conseguir aclarar si la cultura Barbie es un símbolo de nuestra cultura o un claro exponente de nuestras contradicciones.
