Los ataques aumentaron la cantidad de muertos por atentados sectarios de la semana pasada a más de 200, y la tensión entre chiítas, quienes ahora lideran Irak, y la minoría sunita ha llegado a un punto en el que se teme el retorno de la guerra civil al país árabe.
Ningún grupo ha asumido la responsabilidad de los bombardeos. Irak es hogar de una gran cantidad de grupos insurgentes islamitas sunitas, incluido el grupo Estado Islámico de Irak, afiliado a al Qaeda y quienes atacaron previamente objetivos chiítas para provocar un conflicto armado.
Nueve personas murieron en una de las dos explosiones de coches bomba en Basra, una ciudad al suroeste de Bagdad donde predomina la población chiíta.
Estaba trabajando cuando una escuché una poderosa explosión, dijo un oficial de la policía local que se encontraba cerca del sitio de la detonación.
La explosión golpeó a un grupo de obreros que se encontraban reunidos cerca de un kiosco de sándwiches, añadió, describiendo los cadáveres que yacían en la calle. uno de los cadáveres seguía sosteniendo un quemado y ensangrentado sándwich en su mano.
Otras cinco personas fueron asesinadas en la segunda explosión, ocurrida en un terminal de autobuses, también en Basra.
En Bagdad, al menos otras 30 personas murieron por atentados similares en otras siete ciudades con alta concentración de chiítas.
DC/Reuters