Mientras que ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de las explosiones, insurgentes islamitas musulmanes sunitas y el ala iraquí de al-Qaeda han estado aumentando el número de ataques, desde el comienzo de 2013, teniendo como blanco principal los distritos chiítas para tratar de accionar la confrontación directa entre ambos sectores.
Al menos 11 bombas fueron detonadas en mercados y comercios en diferentes áreas de la capital iraquí, incluyendo un par de bombas ubicadas a solo unos cientos de metros de la ciudad de Sadr, donde fallecieron unas 13 según los reportes de la policía y hospitales locales.
Los bombardeos en mezquitas chiítas y sunitas, contra fuerzas de seguridad y líderes tribales sunitas, durante todo el mes de mayo, ha causado gran preocupación en Irak y se teme que estos enfrentamientos lleven a una matanza peor a la que hubo entre ambos bandos en 2006, donde miles de personas fallecieron.
La tensión entre los líderes chiítas y la minoría musulmana sunita está en su peor punto desde que las tropas estadounidenses dejaron Irak en diciembre de 2011 y el conflicto en Siria también está influenciando el frágil balance de los iraquíes.
DC/Reuters