Según un estudio realizado por investigadores españoles y estadounidenses que publica la última edición de International Journal of Obesity, las personas que almuerzan temprano tienen más posibilidades de adelgazar que quienes optan por hacerlo tarde. Las horas del desayuno y de la cena, menos abundantes y menos energéticas, apenas influyen en la pérdida de peso.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron un grupo formado por 420 participantes con sobrepeso que siguieron durante veinte semanas unas pautas alimentarias destinadas a perder de kilos y basadas en la dieta mediterránea. Los resultados del estudio muestran claramente que «los individuos que retrasan la comida principal del medio día (hasta después de las 15.00) experimentan una pérdida de peso significativamente menor que los que comen temprano (antes de las 15.00)», tal y como explica Marta Garaulet, catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia y autora principal del trabajo.
«Este es el primer gran estudio prospectivo que demuestra que el horario de las comidas predice la eficacia en la pérdida de peso», añade Garaulet, que considera que las futuras estrategias terapéuticas deberían tener en cuenta no solo el consumo de calorías y de macronutrientes, como clásicamente se hace, sino también el momento en que se ingiere de la comida.