La madre de los dos hijos mayores de Michael Jackson rompió en llanto cuando le pidieron que describiera el impacto que la muerte del cantante tuvo en su hija, Paris.
“Su padre está muerto”, respondió Debbie Rowe. “¡Casi pierdo a mi hija! Está devastada. Trató de matarse. Está devastada, No tiene vida. Ya no siente que tenga vida”.
Paris Jackson, de 15 años, trató de suicidarse a principios de junio y sigue bajo tratamiento en una institución a causa de sus trastornos emocionales.
El jurado presenció el 70º día de declaraciones en el juicio por negligencia en la muerte de Michael Jackson; hubo un momento en el que el jurado rió ruidosamente mientras Rowe, quien pasaba de la risa al llanto, rendía su colorida declaración.
Cuando ella y Jackson se divorciaron en 1999, después de tres años de matrimonio, el cantante “obtuvo la custodia de los médicos”, bromeó el miércoles.
Rowe regresó al estrado el jueves para una segunda jornada de declaraciones en el pequeño juzgado de Los Ángeles. Los abogados de AEG Live —la empresa promotora de conciertos a la que demandaron la madre y los tres hijos de Jackson— le ordenaron que declarara acerca del uso de fármacos del cantante.
El interrogatorio de parte del abogado de AEG Live, Marvin Putnam, se centró en que Jackson usaba medicamentos controlados para lidiar con el dolor que le provocaba una cirugía en el cuero cabelludo y también cuando estuvo en Alemania, donde los médicos usaron en dos ocasiones un anestésico quirúrgico, llamado propofol, para tratar el insomnio que padecía.
Sin embargo, las declaraciones del jueves iniciaron con la descripción que Rowe hizo de los problemas de piel de Jackson, entre los que estaban el vitíligo, condición por la que desapareció su pigmento y que lo dejó con grandes manchas blancas en el rostro, las manos y el cuerpo.
“Todos dicen que se blanqueó, pero no lo hizo”, dijo Rowe. Muchas de sus visitas al consultorio de Arnold Klein, dermatólogo de Beverly Hills para quien Rowe trabajó durante 18 años, tenían el fin de recibir tratamiento para esa condición, declaró.
Jackson se comparaba con el Hombre elefante, un inglés del siglo XIX que se volvió una atracción de circo porque estaba gravemente desfigurado, dijo.
“A veces le preocupaba que la gente notara la enfermedad o la desfiguración antes de verlo trabajar”, testificó Rowe.
También tenía lupus discoide, que provocaba que su piel se “ablandara”, especialmente la del cuero cabelludo, dijo. El cuero cabelludo de Jackson sufrió quemaduras graves durante un accidente con juegos pirotécnicos mientras filmaba un comercial para Pepsi en 1984.
Fuente: Globovisión