Para más de la mitad de los electores venezolanos hoy es un día de celebración, pero para quienes votaron por el candidato que perdió es momento de sinsabores. ¿Qué pasa exactamente con el estado de ánimo de los derrotados después de unas elecciones? ¿Es realmente "el fin del mundo"? ¿O las cosas no son tan extremas?
A este estado de ánimo, donde predomina la decepción se le llama Síndrome de Estrés Traumático Postelectoral (PESTS, por sus siglas en inglés).
¿En qué consiste este síndrome?
Los expertos aseguran que, tras la derrota de su candidato preferido, una persona puede sentirse invadida por una suerte de desánimo ante la vida, falta de confianza en las instituciones electorales, cierta indignación o rabia, y también apatía.
Son emociones que, pese a que pueden parecer contradictorias, se combinan al mismo tiempo.
Además, quienes están más implicados en el devenir político de su país, pueden caer en un proceso de desorientación severa. Surge para ellos la necesidad de rodearse de personas que piensen igual y sienten el temor a que el país se venga abajo.
Algunos psicoanalistas van más allá y comparan el síndrome postelectoral con la sensación de tristeza colectiva tras una tragedia. Sin embargo, en el caso de las elecciones, se da la particularidad de que mientras una parte de la sociedad está de duelo, la otra está triunfante.
La desconexión entre la tristeza y el trauma de la mitad del país y la sensación de victoria moral de la otra mitad agrava la depresión de quienes fueron derrotados, que inevitablemente son testigos de la celebración de los vencedores, ya sea por sus manifestaciones de júbilo en las calles o por la proliferación de mensajes y reacciones en redes sociales como Facebook y Twitter.
Esto hace que, a menudo, los perdedores recurran a la acción inmediata y emprendan actividades de protesta, sobre todo en el caso de países polarizados o cuando el resultado electoral es muy ajustado.
Sobrellevarlo
Pero no debe cundir la alarma. Los psicólogos aseguran que el síndrome de la derrota postelectoral no persiste durante largo tiempo.
Según le explicó a BBC Mundo el profesor de psicología social Allen McConnell, de la Universidad de Miami en Ohio, los seres humanos tienden a equivocarse cuando hacen lo que la ciencia denomina una "previsión afectiva".
"Generalmente, las personas se suelen equivocar con esto. Cuando piensan sobre sucesos que pueden darles o mucha felicidad o mucha tristeza, tienden a sobreestimar la intensidad de esos sentimientos y su duración", dijo McConnell.
"Quienes hayan votado por el candidato derrotado estarán seguramente tristes y molestos, pero no se dan cuenta de lo rápido que lo superarán, cuando empiecen a preocuparse de nuevo por las cosas del día a día, que no tienen nada que ver con las elecciones presidenciales", añadió.
Aún así, no se debe presionar a las personas que están apesadumbradas por las elecciones para que salgan de ese ciclo, opinó el doctor Alan Steinbach, de la Universidad de California en Berkeley.
Steinbach advirtió que quienes sufren este síndrome se pueden sentir frágiles y cínicos, y que decirles que tienen que superarlo y seguir adelante con sus vidas puede ser contraproducente y empeorar los síntomas.
El experto sugirió que los amigos o la gente cercana a quienes lo están padeciendo deben darles tiempo para asimilar la decepción y cuidar de ellos hasta que estén listos para reemerger de su bache.
DC/BBC Mundo