¿Les ha pasado que tienen un pesado día de trabajo y justo cuando creen que han terminado, la computadora sufre un colapso y pierden todo? Eso es equivalente a lo que le sucedió a este empleado de supermercado.
Se encontraba acomodando botellas en uno de los anaqueles de vinos y licores, entonces unas clientas llegan y comienzan a revisar precios para decidir cual se llevarán. Pero justo después de colocar la última botella en el anaquel, ¡zas! todo cae al suelo y el piso se llena de deliciosos sabores, desperdiciando muchos «litros de diversión».
DC/SDP