El ministro de la Juventud y viceministro del Área Social, Héctor Rodríguez, niega que en estos momentos exista una situación socioeconómica desfavorable para los jóvenes venezolanos que aspiran a independizarse. “En 1993, 52% de la población joven no estudiaba, nos sentíamos sin esperanzas y sin muchas ganas de vivir aquí. Esta generación empieza a repensar esas cosas”.
En una entrevista para el diario El Nacional precisó que el Gobierno Nacional está trabajando en los problemas que rodean a la población juvenil venezolana que son: la violencia, las adicciones y la sexualidad irresponsable.
—Existen serias dificultades económicas que frenan la posibilidad de los jóvenes de acceder a un crédito de un apartamento o de un vehículo.
—Estamos construyendo 3 millones de viviendas. Hoy en día más que nunca tenemos la esperanza de tener cosas. Ahora se hace difícil, pero en los noventa un joven ni lo podía pensar. Y este proyecto de vivienda es lo que le permite pensar en la posibilidad de comprarse una casa, de pedir un crédito y que lo pueda pagar.
— ¿Entonces, al joven venezolano solo le queda depender del Estado para conseguir una vivienda?
—No lo veas como que el Estado te va a dar una casa. Ley de oferta y demanda, capitalismo vivo: si el Estado pone esas 3 millones de viviendas para los sectores más necesitados, la presión de la demanda se hace menor y las viviendas del sector privado bajan su costo. Aunque tú no recibas una casa, el hecho de que el Estado intervenga, regule créditos, abra carteras crediticias y ponga en el mercado de forma subsidiada millones de viviendas, te da la posibilidad de tenerla.
—Desde el punto de vista del empleo, ¿qué medidas se toman para atender a ese sector?
—Tomamos en cuenta el bono demográfico: 60% de la población venezolana es económicamente activa y estudia. Esta es una oportunidad maravillosa para saltar a una Venezuela productiva. Vamos a organizar a esa juventud que está estudiando, financiaremos sus proyectos y le compraremos lo que produzca, todo esto acompañado de una política tributaria, protegiendo la producción nacional con tributos a la importación.
—¿Cómo evalúa la migración de jóvenes profesionales que sienten que no tienen oportunidades en Venezuela?
—Hay que ver si eso es cierto. Yo no siento que la mayoría de los jóvenes se quiera ir del país. Los números sobre migración me dicen que no. El porcentaje no es mayor que el de América Latina y la mayoría de los jóvenes que se está yendo a estudiar después regresa. Creo que la migración es un mito. Lo responsable es empezar a trabajar sobre datos sinceros.
—¿Se refiere a la encuesta nacional de juventud?
—Sí. Vamos a comparar la encuesta de 1993 con la que hicimos este año para ver cuáles son sus expectativas, cómo se sienten ahora. Ahí vamos a empezar a trabajar sobre datos científicos, más que sobre opiniones políticas.
—¿Por qué pasaron 20 años sin que se hiciera otro estudio?
—La gente no le para al mucho al tema de la juventud. Hay una tendencia de las generaciones que gobiernan a menospreciarla. El 21 de noviembre entregaremos el primer informe. Por ahora te puedo hablar de datos que tengo, que no son de la encuesta: los chamos quieren estudiar, son los que más participan en elecciones, saturan los cupos en actividades recreativas o deportivas. Eso te va diciendo que esta no puede ser una juventud violenta, sin esperanzas.
—La encuesta fue dirigida a ciudadanos de 15 a 35 años de edad. ¿Por qué tomar un rango tan amplio?
—Las políticas que generemos van a ir dirigidas a esa población. Creemos que a los 15 ya no es un niño, ya no lo atienden las políticas públicas. A los 35 es un adulto joven, pero todavía está pasando trabajo para conseguir una vivienda.
—¿Y en estos momentos cómo está atendiendo el Estado a la juventud?
—Sus principales problemas son la violencia, las adicciones y la sexualidad irresponsable. Los chamos tienen derecho a ir a una discoteca y tomarse una cerveza, a hacer el amor y a regresar a su casa en paz. Hay que construir esos espacios para que se den en paz, en libertad y con amor. Planteamos un sistema de festivales, con música, cine y teatro; un sistema de retos en Matemática, Física y Química; eventos deportivos. Mientras les des una oferta distinta, el ocio no será ocupado por la droga o por la violencia.
DC/ El Nacional
Foto: Alexis Torrealba
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