A Ian Murphy le cambió la vida para siempre el 30 de septiembre de 2005. El chico conducía hacia su trabajo en Pittsburgh cuando sufrió un grave accidente de coche el cual le provocó una grave lesión cerebral.
Larissa, su novia, se prometió a sí misma que si Ian se recuperaba lo suficiente como para comunicarse con ella, se casarían.
Según podemos leer en el diario Mail Online, después de accidente Larissa se mudó a casa de los padres de Ian para ayudar en los cuidados. Él no podía hablar ni comer.
Cuando la recuperación del joven iba cada vez mejor, a su padre le diagnosticaron cáncer de cerebro y murió antes de que pudiese ver a su hijo y Larissa casados.
La pareja se casó en una ceremonia a la que asistieron la mayoría de sus amigos y familia. Para ellos, el amor está por encima de todo.