Y es que a Stead Jayne y su espos Mike Blatchford no le produce ningún tipo de temor estar rodeados de espeluznantes estatuas. Se enamoraron de la casa de campo que cuida el cementerio Southampon, y hoy día es su nido de amor y hogar de sus tres hijos.
La diseñadora, la señora Stead, admite que la decisión de vivir en la antigua capilla judía -que se remonta a la década de 1800- ha asustado a algunos de sus amigos más supersticiosos, pero insistió en que la casa tiene una “sensación muy agradable”.
Los vecinos y amigos de sus retoños se mantienen al margen de su morada ya que, consideran un lugar “que da mucho miedo”.
El constructor, el señor Blatchford, pasó un año y gastó £ 100.000 arreglando la destartalada casa para convertirla en la casa de sus sueños.
Para la familia es un lugar muy acogedor, y a ti, ¿qué te parece?
DC/ Planeracurioso