El hecho ocurrió en una playa de la Bahía Martin, Nueva Zelanda, donde el piloto había aterrizado con gran destreza la aeronave al notar un desperfecto.
El hombre detectó la falla, una falta de combustible en una de las alas, y luego de solucionar alistó la avioneta para continuar vuelo hacia Whangarei, a donde debía llevar al pasajero que lo acompañaba.
Sin embargo, al intentar la maniobra de despegue, una de las ruedas se incrustó en la arena y llevó a la avioneta con dirección al mar. Luego, la llegada de una ola desestabilizó a la aeronave, haciendo que termine incrustada en la arena.
Por fortuna, ni el piloto ni su acompañante resultaron heridos.
DC/Contexto