Frente a las amenazas, las provocaciones y todo el esfuerzo del régimen por desmoralizar a la gente y por cerrar las vías que permitan buscar un desahogo a la crisis, hay que decretar la misión “pesimismo cero” a los fines de enviar un mensaje contundente que muestre a la sociedad el camino a seguir y las posibilidades reales que tiene nuestro país para construir los cambios y lograr su desarrollo.
Dijimos que el 6 de diciembre significaba el inicio del cambio para Venezuela, no se planteó en ningún momento que el mandado estaba hecho. El gobierno seguirá colocando obstáculos, se empeña en profundizar sus errores y desoír el clamor del país, persiste en el irrespeto a la voluntad popular, aspectos que sumados a la magnitud de la crisis, crean escepticismo e incertidumbre. Sabemos que no hay una varita mágica para solucionar los graves problemas, pero si confiamos en nuestras fuerzas y nos convencemos que si se pueden lograr los cambios, entonces no hay razones para ser pesimistas.
En la calle se observa mucho malestar y descontento, no es para menos, el país vive una emergencia, está a punto de pasar a la unidad de cuidados intensivos, el régimen es acusado de mala praxis, de negligencia y de estafador, por su diagnóstico de mentiras y por colocar un tratamiento que lleva al paciente al borde de un infarto. En cambio las mayorías han tenido la sapiencia para encontrar el procedimiento apropiado, apuestan a su salud y a pesar de la falta de medicamentos, están moviendo cielo y tierra para sacarlo del estado de postración en que se encuentra. Esa es la actitud, craso error si nos achicopalamos luego de haber ganado el raund del 6D y de lograr que la mirada del país se vuelque hacia la AN. Pues estaríamos haciendo el papel del hipocondriaco, que se cree enfermo sin estarlo.
El 6D marcó un punto de quiebre en la situación política del país, la fuerza del descontento y el cambio se hizo mayoría, se ha roto la polarización político-social, el descontento sobrepasa el 80%, la base de apoyo del gobierno ya no es la misma, han perdido la confianza en sus líderes y en su política; se ha reducido el apoyo internacional. Si a ello le sumamos su discurso desgastado, su práctica autoritaria y despótica, su estrategia de confrontación y su necio afán por encallejonar al país en los caminos del conflicto y la violencia, nos lleva a concluir que están dadas las condiciones para el cambio político.
Por tanto hay que hacer un llamado al país entero, a quienes apoyaron al régimen y a opositores, a participar en este gran esfuerzo por la reconciliación y por el cambio. La idea no es cocinarnos en nuestra propia salsa, hay que ir al encuentro del otro, conversar, practicar la escucha sincera, actuar con sensatez y audacia, participar, organizarse, luchar y tener disposición para el entendimiento, además, trabajar por conformar un gran movimiento social y político que vaya a la búsqueda de una vía constitucional, democrática, pacífica y electoral para salir de este gobierno.
Por ello la urgencia de debatir y acordar un programa para cambiar el rumbo del país, que contemple la necesidad de construir un Gobierno de Unidad Nacional, democrático, inclusivo y orientado a garantizar los intereses populares y nacionales, a atacar la pobreza, a proteger el presupuesto familiar, la producción nacional y los Derechos Humanos.
DC / Ing. Golfredo Dávila / Secretario General de Vanguardia Popular en el Zulia / @golfredodavila